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sábado, 6 de marzo de 2010

ANTONIO GRAMSCI

Intelectual y activista político italiano, fundador del Partido Comunista (Ales, Cerdeña, 1891 - Roma, 1937). Gracias al apoyo de su hermano y a su capacidad intelectual superó las dificultades producidas por su deformidad física (era jorobado) y por la pobreza de su familia (desde que su padre fuera encarcelado, acusado de malversación de fondos). Estudió en la Universidad de Turín, donde recibió la influencia intelectual de Croce y de los socialistas.

En 1913 se afilió al Partido Socialista Italiano, convirtiéndose enseguida en dirigente de su ala izquierda: tras haber trabajado en varias publicaciones periódicas del partido, fundó, junto con Togliatti y Terracini, la revista Ordine nuovo (1919).

Ante la disyuntiva planteada a los socialistas de todo el mundo por el curso que tomaba la Revolución rusa, Gramsci optó por adherirse a la línea comunista y, en el Congreso de Livorno (1921), se escindió con el grupo que fundó el Partido Comunista Italiano. Perteneció desde el principio al Comité Central del nuevo partido, al que también representó en Moscú en el seno de la Tercera Internacional (1922), dotó de un órgano de prensa oficial (L’Unità, 1924) y representó como diputado (1924). Fue miembro de la Ejecutiva de la Internacional Comunista, cuya ortodoxia bolchevique defendió en Italia al expulsar del partido al grupo ultraizquierdista de Bordiga, acusándole de «trotskismo» (1926).

Enseguida hubo de pasar a la clandestinidad, dado que desde 1922 Italia estaba bajo el poder de Mussolini, que ejercería a partir de 1925 una férrea dictadura fascista. Gramsci fue detenido en 1926 y pasó el resto de su vida en prisión, sometido a vejaciones y malos tratos, que vinieron a añadirse a su tuberculosis para hacerle la vida en la cárcel extremadamente difícil, hasta que murió de una congestión cerebral.

En estas condiciones, sin embargo, Gramsci fue capaz de producir una gran obra escrita (los voluminosos Cuadernos de la cárcel), que contiene una revisión original del pensamiento de Marx, en un sentido historicista y tendente a modernizar el legado comunista para adaptarlo a las condiciones de Italia y de la Europa del siglo XX. Ya en el Congreso de Lyon (1926) había defendido la ampliación de las bases sociales del comunismo abriéndolo a toda clase de trabajadores, incluidos los intelectuales. Sus aportaciones teóricas influirían poderosamente en la adaptación democrática del comunismo occidental que se produjo en los años sesenta y setenta, el llamado eurocomunismo

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